v REALIZAR UN BREVE ENSAYO
ESCRITO SOBRE EL TEMA: “LAS CARTAS DE AMOR Y OBSESIÓN DE NAPOLEÓN A JOSEFINA,
ANEXAR IMÁGENES”
Las cartas de amor y obsesión de Napoleón a Josefina
Napoleón contempló sus últimos atardeceres en la Isla de Santa Helena, recordando los errores cometidos en Waterloo y escribiéndole cartas a su viejo amor, y gran amiga, Josefina. Se conocieron en 1795, en momentos en que la efervescencia política y social de la Revolución Francesa trajo consigo oportunidades y maldiciones por igual. Napoleón, de 26 años, no tenía dinero ni acceso a los salones parisinos. Josefina, por su parte, vió morir a su esposo en la guillotina, y con dos hijos a cuestas, pensó en hacer del coqueteo su método de supervivencia.
Dos personajes que podrían haberse perdido en la historia, arreglaron su matrimonio, y con ello, aseguraron un futuro, pero Napoleón se enamoró. Contra toda estrategia prevista, el corso experimentó el fuego en su corazón por una mujer que mostraba poco interés en sus sentimientos y que por el contrario, prefería gozar la vida aristocrática.
“29 de diciembre de 1795:
Despierto lleno de ti. Tu imagen y los placeres intoxicantes de anoche, no permiten que mis sentidos descansen. Dulce e incomparable Josefina, ¿de qué manera tan extraña trabajas en mi corazón?
¿Estás enojada conmigo? ¿Estás triste? ¿Estás decepcionada?
Mi alma está rota por el dolor y mi amor por ti me prohíbe el reposo. ¿Pero cómo puedo descansar cuando me rindo a la sensación que comanda mi alma, cuando bebo de tus labios y de tu corazón cual llama ardiente? En tres horas la volveré a ver.
Hasta entonces, miles de besos, mi dulce amor, pero no me devuelvas ninguno pues provocan que mi sangre arda como el fuego”.
La pareja se casó en 1796, y a los pocos días, Napoleón fue encomendado como general de los ejércitos en Italia, a quienes guió en la invasión de dicho país. La distancia entre los amantes aumentó la correspondencia por parte de Napoleón, quien tras el fulgor de las batallas, redactaba emocionales misivas de amor, derrochando la nostalgia por el calor del amor de su esposa y múltiples momentos de enfado tras la aparente indiferencia de su amada.
3 de abril 1796
“He recibido todas tus cartas pero ninguna me ha causado tal impresión como la última. ¿Cómo, mi amada, puedes escribirme de ese modo?
¿No crees que mi posición es ya bastante cruel, sin agregar mis propios sufrimientos y rompiendo mi espíritu? ¡Qué estilo! ¡Qué sentimientos muestras! Son fuego y queman mi pobre corazón.
Mi josefina y única josefina, además de ti no hay alegría; lejos de ti, el mundo es un desierto y cuando estoy sólo y no puedo abrir mi corazón.
Te has llevado más que mi alma; eres el único pensamiento de mi vida.
Cuando estoy cansado del trabajo, cuando los hombres me desesperan, cuando estoy a punto de maldecir estar vivo, pongo mi mano en mi corazón; tu retrato cuelga de él, lo miro y el amor me trae la felicidad perfecta.
¿Con qué arte me cautivaste para concentrar todo mi ser en ti?
Vivir para Josefina, esa es la historia de mi vida”.
17 de julio de 1796
“Desde que te dejé, he estado constantemente deprimido. Mi felicidad es estar cerca de ti. Incesantemente revivo en mi memoria tus caricias, tus lágrimas y tus solicitudes afectuosas. Los encantos de la incomparable Josefina encienden, continuamente, un ardor y una llama que brilla intensamente en mi corazón. ¿Cuándo, libre de toda solicitud, de toda atención de acoso, seré capaz de pasar todo mi tiempo contigo, teniéndote sólo para amarte y pensar en la felicidad de decirlo y demostrártelo?”
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